Hace rato estaba pensando en como cuando estaba en mi maestría en políticas públicas, uno de los principales problemas a los que mis profesores se enfrentaban era lograr entendiéramos la mentalidad de las políticas públicas. Esta mentalidad solamente existe en las democracias liberales, y solo asume una cosa, de la cual parten todos sus desafíos: que la sociedad tiene problemas, y estos problemas tienen solución. Cuando uno identifica un problema social, entonces puede comenzar a definir víctimas, perpetradores, participantes, variables, y lo más importante: las soluciones. En general, mis profesores tomaban dos estrategias para mostrarnos esta mentalidad:
1. La cercanía irritante. Este es el típico profesor que apunta a la única mujer en el salón y le pregunta qué se siente ser acosada, al único homosexual en el salón y le pregunta si no le da pena vestirse tan gay, al único indígena del salón para preguntarle qué se siente ser pobre, etc. A veces es efectivo, en general es irritante, y es particularmente molesto con los profesores que lo usan para escudar lo insoportables que son como personas. Lo hacen para educar, después de todo. Esta estrategia solo tiene éxito con los alumnos que les gusta que los traten mal (más frecuentes de lo que uno se imaginaría) y con audiencias sin autocrítica, ya que el objetivo es que otros le digan a la persona qué podría hacer para que presumiblemente dejen de acosarla o discriminarlo, y difícilmente van a darle la palabra a la persona que están usando como ejemplo.
2. La lejanía cómoda. En esta estrategia, usualmente los profesores dependen de casos de estudios predefinidos por otros o de asignarles países extranjeros a los alumnos para que investiguen problemas sociales ahí. El objetivo es que al ver cómo se hace en otros lugares, sobre todo donde lo hacen "bien" (usualmente Estados Unidos, a veces Alemania), los alumnos digan "wow, podríamos hacer eso aquí". Aunque sí sirve para ver ejemplos, usualmente lleva a un análisis bastante vacío, ya que difícilmente uno se hará experto en las políticas públicas de todo un país para solo una actividad. Usualmente tiene más éxito con alumnos y audiencias que no quieren pensar, ya que usualmente los casos de estudio y los ejemplos escogidos ya traen el 95% del trabajo hecho.
Nunca he dado una clase de políticas públicas y la única vez que intenté dar una clase de política mexicana fue una experiencia frustrante. Sin embargo, ¿qué libros podrían ser usados de la misma manera que los usé en mis clases de historia, pero en clases de políticas públicas? Se me ocurren los siguientes, en ningún orden en particular.
- "Orange is the new black: My year in a women's prison" de Piper Kerman
- "The White Tiger" de Aravind Adiga
- "Desert Flower" de Waris Dirie
- "Los perros" de Lorea Canales
- "Lullabies for little criminals" de Heather O'Neill
- "The curious incident of the dog in the night-time" de Mark Haddon
Estos libros detallan problemas sociales desde el punto de vista de su narrador, muestran sus interacciones (en general fallidas, a veces haciendo lo que se puede con lo que hay) con servidores públicos en democracias liberales (o al menos sociedades que intentan serlo) y lo más importante: no llegan a una solución. El alumno tendría que hacer esa parte. Ahora tengo ganas de dar una clase de políticas públicas solo para explorar las posibilidades de esto.
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